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lunes, 19 de agosto de 2013

Paleontólogos descubren tres cráneos de pingüinos gigantes en la Antártida.


Durante el Eoceno, hubo pingüinos gigantes en la Antártida, que podían superar hasta los dos metros de altura. Este hallazgo realizado por científicos del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina) permitió revelar que sus picos eran muy alargados y que se alimentaban principalmente de peces.

Los fósiles se encontraron en la Península Antártica, cerca de la base Marambio, durante las campañas de excavaciones de verano de 2012 y 2013.

Hasta ahora no se conocía en detalle la anatomía craneal de los pingüinos antárticos del Eoceno y según los investigadores gracias a estos fósiles se podrá interpretar incluso sus hábitos alimentarios.

Los cráneos representan una de las partes más frágiles en el esqueleto de los pingüinos, por lo que es complicado que se preserven durante millones de años.

Aunque a estos fósiles les falta el pico, se puede estimar que eran largos y delgados. Hay parámetros morfológicos que sugieren que se trataba de pingüinos robustos, con músculos muy desarrollados en la parte posterior de la cabeza y en el cuello, y que además tenían picos prolongados, una característica que se relaciona con una dieta basada en el consumo de peces.

Además, el tener tres ejemplares permite compararlos entre sí y reconocer el grado de evolución que habían alcanzado estas aves hace 35 millones de años. Así también, permite identificar las adaptaciones que aún no se habían desarrollado y debieron surgir con posterioridad.

La comparación en detalle de las estructuras craneales permite entender que se trata de al menos dos especies distintas y según revela el estudio, los crustáceos no habrían sido el producto predilecto de su dieta, de acuerdo a la configuración de las cavidades donde se aloja la glándula que excreta el exceso de sal consumida.

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