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martes, 15 de enero de 2013

Descubren diferencias en la formación de las cáscaras de huevo de los dinosaurios.

Ua investigación, liderada por el paleontólogo Miguel Moreno-Azanza del Grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza, y que publica la revista Journal of Vertebrate Paleontology, ha utilizado técnicas de microscopía electrónica en fósiles, una aplicación novedosa en el estudio de materiales fósiles, para conocer la formación de la cáscara de huevo de los dinosaurios.

Al analizar las relaciones y la disposición espacial entre los cristales de calcita que conforman la cáscara del huevo, los investigadores han reconstruido los procesos que condujeron a su formación. La investigación se ha realizado sobre los huevos de dos especímenes de grupos muy separados dentro de los dinosaurios: una cáscara de Prismatoolithidae, una oofamilia relacionada con los terópodos, y un fragmento de cáscara de huevo de hadrosaurio (Maiasaura).

El análisis ha permitido diferenciar que los dinosaurios terópodos de pequeño tamaño, carnívoros y con un peso medio de unos 50-60 kilos, formaban la cáscara sin utilizar ningún control orgánico, como ocurre en la formación de la calcita en una estalactita, lo que permite crear huevos muy rígidos, como por ejemplo, los de una gallina. De este modo se ha visto que los dinosaurios terópodos generaban unas cáscaras de huevo extremadamente duras, que permitían que los individuos adultos se sentaran sobre ellos para incubarlos. Sin embargo, la eclosión del huevo exigía un buen desarrollo de las crías para poder fragmentar dicha cáscara.
 
Por el contrario, los dinosaurios hadrosaurios introducían defectos cristalinos para debilitar la estructura de la calcita y crear huevos más frágiles, ya que su elevado peso cercano a las 5 toneladas les impedía sentarse sobre los huevos para incubarlos y protegerlos. Esta fragilidad obligaba al nacimiento de individuos más inmaduros que completaban su desarrollo dentro del nido, como se ha observado en los famosos ejemplares de Maiasaura de Montana (EEUU).

Los huevos incluidos en este trabajo rondarían los 10 centímetros diámetro, en el caso de los Maiasaura, que ponía huevos esféricos y unos 12x7 cm máximo en el caso del terópodo, y que serían más ovalados. Los huevos de los dinosaurios más grandes descritos hasta la fecha son los de un dinosaurio carnívoro, que medirían algo más de medio metro de largo por unos 20 centímetros de ancho, pero no es lo habitual en la mayoría de las especies.

El tiempo que pasaban los dinosaurios dentro del huevo antes de la eclosión es un dato por el momento impreciso. La incubación en las aves es un periodo muy variable, que dura entre 11 días en algunos pájaros cantores de pequeño tamaño hasta unos 85 días en los grandes Albatros. Pero ni siquiera el tamaño es fiable, porque los kiwis, que pesan poco más de un kilo en edad adulta, tardan unos 80 días en nacer. Teniendo en cuenta esta gran incertidumbre, se han estimado periodos de 40 a 50 días para huevos de dinosaurios presentados en este trabajo.

Un pequeño Maiasaura nacería con una longitud de unos 15 centímetros, pero los dinosaurios crecían muy rápido y, probablemente, en el primer año cuadruplicara su tamaño. El tamaño adulto, que rondaría los 10 metros, podrían alcanzarlo en unos 8 o 10 años.

El caso del terópodo es más complejo. Posiblemente mediría unos 20 centímetros, pero los adultos serían probablemente un poco más pequeños, quizás de unos 3 metros, por lo que alcanzarían su madurez en tan solo tres o cuatro años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

UN magnífico trabajo que muestra la capacidad y el buen havcer de Miguel Moreno y colegas. ¡Que siga la racha!.
Fidel