El artrópodo de más de un metro de longitud, perteneciente al género Anomalocaris que vivía a principios del Cámbrico, poseía unos ojos que han resultado ser los más complejos de la época e incluso mejores que los artrópodos actuales, según una investigación internacional en la que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La investigación, que será publicada en "Nature", se ha realizado gracias al análisis de unos fósiles encontrados en el yacimiento paleontológico de Emu Bay Shale (Australia).
Así, se ha podido comprobar que la superficie ocular de Anomalocaris tenía forma de pera, en lugar de hemisférica, y su tamaño rondaba entre los dos y los tres centímetros. Además, este pariente lejano de los artrópodos poseía, como mínimo, 16.700 lentes hexagonales de hasta 110 micrómetros en cada ojo. Cada lente proporciona el equivalente a un píxel en una imagen digital, por lo que el nivel de resolución de este cazador marino es comparable al de los artrópodos con la vista más aguda de la actualidad.
A pesar de su agudeza visual, sus ojos no tenían una sensibilidad lumínica excepcional, sino similar a los artrópodos marinos diurnos actuales.
Europa Press
Imagen Katrina Kenny
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