Klaus Hönninger, que encabezó el equipo de investigadores y que dirige en Chiclayo (norte del país) el Museo Paleontológico Meyer-Hönninger, subrayó que los trozos de ámbar contienen insectos psocópteros, dípteros, coleópteros, hemípteros y arácnidos, además de fósiles de esporas y polen, e incluso una gota de sangre y restos de pelo de un mamífero roedor.
La singularidad se debe a que yacimientos semejantes son muy escasos en Sudamérica, donde se han registrado algunos ejemplos pero con fósiles de tamaño insignificante. El ámbar, de tamaño muy superior, hasta 12 centímetros, al encontrado hasta ahora en Perú, apareció al norte del país.
En el yacimiento han sido encontrados cientos de piedras de ámbar entre los sedimentos del río, y hasta el momento solo treinta de ellas han sido convenientemente pulidas e identificadas, pero según Hönninger, un 80% de ellas presenta restos animales o vegetales.
El próximo septiembre, un grupo de científicos austríacos han sido invitados por el museo para estudiar los ámbares e intentar una nueva expedición que les ayude a entender y poner en su contexto los hallazgos y las pistas que pueden dar sobre la evolución de la Amazonía.
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