El origen de esta especie se encuentra en los terópodos espinosáuridos, hallados en el norte de África, según la Academia Brasileña de Ciencias, el Museo Nacional y otras instituciones que participaron en las investigaciones.
El "Oxalaia quilombensis" poseía un cráneo alargado y una gran mandíbula con capacidad para sustituir con extrema rapidez dientes desgastados o quebrados debido a su carácter carnívoro.
La Academia Brasileña de Ciencias, en colaboración con el Museo Nacional, también presentó los restos fósiles de un cocodrilomorfo, un reptil que habitó en el país hace 80 millones de años. Esta especie, denominada "Pepesuchus", tenía un cuerpo alargado y extremidades cortas y presenta una cabeza adaptada para permitir que su nariz y sus ojos queden por encima del nivel del agua.
A estos hallazgos hay que añadir una pieza ósea de siete milímetros que pertenece a la mandíbula de un "Brasiliguana prudentis", un pequeño lagarto que habitó en el país hace 75 millones de años y que medía entre quince y veinte centímetros.
Foto Agencia Brasil
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