
El paleontólogo James Hagadorn, del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver (EE.UU) ha declarado que el animal no podría haber sido capaz ni siquiera de cerrar la boca y que tal vez ingería y luego escupía hacia fuera la comida o de alguna manera rompía el alimento en partículas muy finas antes de ingerirlo.
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