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sábado, 6 de marzo de 2010

Por si no había quedado claro: ¡Fue un meteorito!

La revista Science ha publicado recientemente un trabajo que supondría cerrar la polémica científica que seguía abierta sobre las causas de la extinción de los dinosaurios a finales del Cretácico, hace 65 millones de años, el límite K-T –Cretácico/Terciario- que denominan los científicos. En lo que puede ser el mayor estudio realizado sobre este tema, con la participación de más de 40 científicos de varios países, se confirma que un asteroide de 12 kilómetros de diámetro impactó contra nuestro planeta, en la península mexicana de Yucatán, a una velocidad veinte veces superior a la de una bala y liberó una energía un millón de veces mayor que la de la mayor bomba nuclear jamás detonada. Las víctimas propicias fueron especialmente las especies de seres vivos de gran tamaño, como los dinosaurios, y apenas sobrevivieron las que pesaban menos de 25 kilos. ¿Qué fue lo que ocurrió tras el impacto del asteroide? Una serie de catástrofes en cadena. El impacto impulsó con gran energía materiales rocosos por todo el planeta, provocando una sucesión de terremotos por encima de la magnitud 10, maremotos, deslizamientos de tierra, el colapso de plataformas continentales, lluvias ácidas por la liberación de azufre, incendios masivos... Las mayores consecuencias vinieron después: el brutal choque liberó gigantescas cantidades de polvo y hollín a la atmósfera que ocultaron la radiación solar. El planeta sufrió durante años un inacabable invierno que provocó el colapso de las redes alimentarias. Los dinosaurios se quedaron sin las grandes cantidades de comida que necesitaban diariamente….

El coordinador del trabajo, Peter Schulte, señala que la hipótesis se comprobó a partir de nuevos datos obtenidos del estudio de perforaciones submarinas y de afloramientos continentales en distintos puntos del planeta, así como de la necesaria revisión de toda la literatura científica que se había elaborado hasta el momento.
Desde que en 1980 un equipo liderado por Luis Álvarez (fallecido en 1988) publicara esta hipótesis, surgieron casi 40 hipótesis alternativas, aunque la que generaba más consenso científico era la de este investigador. Entre las “competidoras” se incluyen aquellas que proponían una serie de causas múltiples, el impacto de uno o varios meteoritos, un anómalo incremento en la actividad volcánica en el área del Deccan (India), lo que habría provocado un enfriamiento global y lluvia ácida, etc.. Especialmente combativa en este debate es Gerta Keller, de la Universidad de Princeton (EEUU), que ha insistido en que el impacto del asteroide en el Yucatán sería 300.000 años anterior a la catástrofe biológica del límite K-T (Cretácico-Terciario), es decir, que el asteroide no tenía relación directa con la extinción de los dinosaurios.

Enfrente de Keller había otros grupos de investigación que debatían con firmeza. Entre ellos, el que incluía a los micropaleontólogos de la Universidad de Zaragoza: Laia Alegret, Ignacio Arenillas y José Antonio Arz. Tuve la enorme suerte de ser alumno de los tres cuando cursé el máster en Geología en Zaragoza, y también compartí en cierto modo la pasión de José Antonio e Ignacio en la defensa de sus ideas. Su papel ha sido importante en el trabajo ahora publicado en Science: trabajaron con muestras de foraminíferos de Europa, Sudamérica, el norte de África y de diversos sondeos oceánicos; se centraron en analizar la respuesta de las comunidades marinas a los cambios ambientales desencadenados en el proceso de la extinción. Así, concluyeron que la desaparición de las especies se produjo de una forma abrupta y no progresiva como propone el modelo de extinción producido por varias causas.

No sólo es una buena noticia el que se haya asentado una hipótesis científica de gran impacto (en su doble sentido), sino que también que nuestro país muestre su capacidad y nivel investigadores participando en estudios de este tipo. Una felicitación especial para los zaragozanos Ignacio, José Antonio y Laia.
Fidel Torcida Fernández-Baldor
Foto EFE

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una cosa es que se haya reforzado la caida del meteorito (ya conocido) y otra muy diferente, que ésta suponga la DEMOSTRACIÓN de que fué la causa de la extinción de los dinosaurios.

No veo que se aporten nuevas pruebas científicas de la extinción de los dinosaurios. Se sigue con los mismos supuestos de invierno "nuclear" y tal. Pero no pasan de ser eso: Supuestos.

Por otra parte, si las aves son dinosaurios. Es que estos no se extinguieron.

Resumiendo: Que en absoluto se ha demostrado la relación Causa-Efecto,en lo concerniente a la extinción de los dinosaurios por mucho que salga o publique en "Science"

Anónimo dijo...

Si se ha seguido la polémica científica sobre este asunto, lo que es evidente es que había hipótesis que negaban la relación entre el asteroide de Yucatán y el límite K-T, donde se ha identificado, sin lugar a dudas, un evento de extinción global (espero que a estas alturas no dudemos de ello). Se buscan pues, las causas del evento, en sedimentos de ese tiempo, claro. Y ahí tenemos una serie de datos que analizados con una metodología científica proporcionan una explicación sólida para entender los factores que hicieron posible la extinción masiva, en la que se incluyen los dinosaurios.
¿Alguien puede proponer una hipótesis más veraz?.
Por otra parte es cierto que:
- se tiene que considerar el hipotético declive de los grupos de dinosaurios al final del Cretácico.
- hay que evaluar la influencia del vulcanismo masivo del Deccan, el cambio en las plataformas marinas por los movimientos de las placas.
Y no puede decirse que son "supuestos" la enorme batería de datos analizados y la interpretación científica consecuente.
Por último: las aves son los descendientes de un grupo concreto de dinosaurios de los dinosaurios, como los mamíferos descendemos de un grupo especial der eptiles ya extinguidos.
Fidel